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Puerto Rico, San Juan, Puerto Rico
Catedrática de Español, Facultad de Estudios Humanísticos, Universidad Interamericana, Recinto Metro.

LA FUERZA DE LAS PALABRAS

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SER ESCRITOR...

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DE PUERTO RICO PARA EL MUNDO...

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domingo, agosto 25, 2013

CONFERENCIA:MÉTODOS Y ESTRATEGIAS PARA LOS CURSOS EN LÍNEA


http://www.slideshare.net/dracruz/mtodos-y-estrategias-para-los-cursos-en-lnea

Ver PREZI sobre este tema más adelante en este Blog.

UNA BUENA ENCUESTA PARA LOS ALUMNOS







Are distance-learning courses for Me?

How well would distance-learning courses fit your circumstances and lifestyle? Circle an answer for each question and score as directed below. Students who tend to be most successful are those individuals who are self-directed and self-motivated in their learning and study habits. Answer honestly ­ no one will see this but you!

(This questionnaire is adapted from "Are Telecourses for Me?" from PBS-Adult Learning Service, The Agenda, Spring 1994.)




1. My need to take this course now is:
a. High ­ I need it immediately for a specific goal.
b. Moderate ­ I could take it on campus later or substitute another course.
c. Low ­ It could be postponed.

2. Feeling that I am part of a class is:
a. Not particularly necessary to me.
b. Somewhat important to me.
c. Very important to me.

3. I would classify myself as someone who:
a. Often gets things done ahead of time.
b. Needs reminding to get things done on time.
c. Puts things off until the last minute or doesn't complete them.

4. Classroom discussion is:
a. Rarely helpful to me.
b. Sometimes helpful to me.
c. Almost always helpful to me.

5. When an instructor hands out directions for an assignment, I prefer:
a. Figuring out the instructions myself.
b. Trying to follow the directions on my own, then asking for help as needed.
c. Having the instructions explained to me.

6. I need faculty comments on my assignments:
a. Within a few weeks, so I can review what I did.
b. Within a few days, or I forget what I did.
c. Right away, or I get very frustrated.

7. Considering my professional and personal schedule, the amount of time I have to work on a distance-learning course is:
a. More than enough for an on-campus course.
b. The same as for a class held on campus.
c. Less than for a class held on campus.

8. Coming to campus on a regular schedule is:
a. Extremely difficult for me ­ I have commitments (work, family or personal) during times when classes are offered.
b. A little difficult, but I can rearrange my priorities to allow for regular attendance on campus.
c. Easy for me.

9. As a reader, I would classify myself as:
a. Good ­ I usually understand the text without help.
b. Average ­ I sometimes need help to understand the text.
c. Slower than average.

10. When I need help understanding the subject:
a. I am comfortable approaching an instructor to ask for clarification.
b. I am uncomfortable approaching an instructor, but do it anyway.
c. I never approach an instructor to admit I don't understand something.














Scoring

Add 3 points for each "a" that you circled, 2 for each "b," and 1 for each "c." If you scored 20 or more, a distance-learning course is a real possibility for you. If you scored between 11 and 20, distance-learning courses may work for you, but you may need to make a few adjustments in your schedule and study habits to succeed. If you scored 10 or less, distance learning currently may not be the best alternative for you; talk to your counselor.


Explanations

  1. Distance-learning students sometimes neglect their courses because of personal or professional circumstances. Having a compelling reason for taking the course helps motivate the student to stick with the course.
  2. Some students prefer the independence of Distance Learning; others find the independence uncomfortable and miss being part of the classroom experience.
  3. Distance-learning courses give students greater freedom of scheduling, but they can require more self-discipline than on-campus classes.
  4. Some people learn best by interacting with other students and instructors. Others learn better by listening, reading and reviewing on their own. Distance-learning courses provide less opportunity for group interaction than most on-campus courses.
  5. Distance Learning requires you to work from written directions.
  6. It may take as long as two to three weeks to get comments back from your instructor in distance-learning classes.
  7. Distance Learning requires at least as much time as on-campus courses. Students surveyed say that distance-learning courses are as hard or harder than on-campus courses.
  8. Most people who are successful with Distance Learning find it difficult to come to campus on a regular basis because of their work, family or personal schedules.
  9. Print materials are the primary source of directions and information in distance-learning courses.

Students who do well in distance-learning courses are usually comfortable contacting the instructor as soon as they need help with the course.


Copyright © 1996 College of DuPage

Alternative Learning Programs · Berg Instructional Center

PARA REFLEXIONAR SOBRE NUESTROS ROLES





Publicado en edición impresa / Lunes 21 de mayo de 2007  

¿De qué sirve el profesor?

Opinión

Por Umberto Eco , Escritor y Folósofo
Para LA NACIÓN





 

¿En el alud de artículos sobre el matonismo en la escuela he leído un episodio que, dentro de la esfera de la violencia, no definiría precisamente al máximo de la impertinencia... pero que se trata, sin embargo, de una impertinencia significativa. Relataba que un estudiante, para provocar a un profesor, le había dicho: "Disculpe, pero en la época de Internet, usted, ¿para qué sirve?"

El estudiante decía una verdad a medias, que, entre otros, los mismos profesores dicen desde hace por lo menos veinte años, y es que antes la escuela debía transmitir por cierto formación pero sobre todo nociones, desde las tablas en la primaria, cuál era la capital de Madagascar en la escuela media hasta los hechos de la guerra de los treinta años en la secundaria. Con la aparición, no digo de Internet, sino de la televisión e incluso de la radio, y hasta con la del cine, gran parte de estas nociones empezaron a ser absorbidas por los niños en la esfera de la vida extraescolar.

De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak y sobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?

He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?

Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios –que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush. El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar o rechazar toda esa información.

Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).

El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber. Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede poner cotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.

El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, Inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo. .

(Traducción: Mirta Rosenberg) La Nacion/L’Espresso (Distributed by The New York Times Syndicate)